La necesaria reestructuración de la Universidad[1]

Luis Osin

Consultor en Informática Educativa

 

1.  Propósito

La aparición o el desarrollo acelerado de una nueva tecnología genera en las organizaciones una primera reacción, que es la de preguntarse como se puede aprovechar esta nueva tecnología para facilitar, simplificar, acelerar o reducir el costo de las actividades que la organización realiza.

Sostenemos que, por lo menos en lo referente a organizaciones dedicadas a la enseñanza, la pregunta debe ser totalmente distinta, o sea, ¿cómo podemos utilizar las nuevas tecnologías para generar un sistema de enseñanza totalmente distinto, que supere los graves errores conceptuales que caracterizan el sistema actual?

Comenzaremos por analizar esos errores, para luego definir las proposiciones concretas para el cambio en la enseñanza universitaria[2]. Un análisis similar, con proposiciones para el cambio de los sistemas educativos preuniversitarios puede encontrarse en Osin y Lesgold (1996).

2.  La concepción educacional y sus antecedentes

Las escuelas tienen 4500 años de existencia desde que, en Sumeria, las primeras escuelas se especializaban en la enseñanza de la escritura. Las escuelas, en sus diversas manifestaciones, fueron lugares donde  los estudiantes se reunían para aprender, bajo la guía de uno o más maestros. Excepto por los dos últimos siglos (un periodo insignificante en términos históricos) los estudiantes, en todos los niveles, recibieron enseñanza individualizada, es decir, adaptada a sus intereses y capacidades personales.  El hecho de que los estudiantes estuviesen en la misma habitación nunca implicó que estudiasen los mismos contenidos.

Incluso durante la Edad Media, que se nos representa como una era oscura, las escuelas siguieron respetando las necesidades y características individuales de sus estudiantes. Podemos citar a Hamilton (1989):

La escuela medioeval consistía en una relación educacional establecida entre un maestro privado y un grupo de estudiantes. Siguiendo el ejemplo de los artesanos y sus aprendices, los maestros tomaban estudiantes en diversos niveles de competencia y organizaban la enseñanza individualmente para cada uno. No se suponía, de ninguna manera, que todos los estudiantes estaban estudiando el mismo tema. Además, no había necesidad de que todos los estudiantes estuviesen reunidos en la clase durante las horas de estudio – los que lo deseasen, podían estudiar en cualquier otro sitio. Y, por último, no había ninguna expectativa de que un estudiante que había satisfecho sus metas educacionales permaneciese en la escuela.

Es después de la Revolución Industrial que los métodos de "producción en serie" fueron copiados por los sistemas educativos de los países más industrializados (Alemania, Francia, Inglaterra), con el claro propósito de aumentar la eficiencia de los procesos de instrucción y reducir su costo.

La confluencia de la Revolución Francesa, que trajo la democratización de la enseñanza, con la Revolución Industrial, que exigió mano de obra mejor preparada, y que introdujo exitosos métodos de producción, hizo que el sistema educativo tratase de ampliar su alcance utilizando precisamente los métodos industriales. Uno de los primeros en expresar claramente este punto de vista fue el escocés Andrew Bell quien, en 1815, escribió acerca de la necesidad de: "disminuir la mano de obra, multiplicar la producción, y perfeccionar la manufactura... de nuestras escuelas." (Hamilton, 1989).

3.  Los problemas de la concepción “industrial”

a)      El sistema que padecemos a partir de la Revolución Industrial se basa en la agrupación de los estudiantes en clases presuntamente homogéneas desde el punto de vista de edad y desarrollo cognitivo. La investigación, que ha estudiado extensamente clases reales, demuestra que esta concepción es totalmente errónea. Los ejemplos más destacados provienen de trabajos realizados a niveles preuniversitarios, pero alcanzan para demostrar la notable desigualdad existente entre estudiantes asignados a la misma clase. Por ejemplo, un estudio realizado en Pórtola Valley, California, muestra que los alumnos de séptimo grado están distribuidos en forma normal (campana de Gauss), desde el punto de vista de sus habilidades en materias básicas curriculares, entre el segundo y el duodécimo grado (Tyler, 1962). Estudios en escuelas de nivel socio-económico bajo muestran también una distribución normal, pero sólo los mejores alumnos de la clase llegan al nivel exigido para el grado, y todos los demás están por debajo (Osin, 1988).

b)      El supuesto de que todos los alumnos pueden aprender el mismo programa de estudios en el mismo tiempo, contradice los resultados experimentales que muestran que los alumnos más lentos necesitan cinco veces más tiempo que los alumnos más rápidos para aprender el mismo material, como lo demuestra el meta-análisis de Gettinger (1984).  Son menos numerosos los experimentos de este tipo a nivel universitario, pero Fletcher (2001) menciona una relación de 7 a 1 en el tiempo requerido por estudiantes universitarios en un cierto curso para aprender un lenguaje de programación.

c)      En la clase convencional, el docente asigna un cierto tiempo a cada tópico, definido por su experiencia y por la exigencia de “cubrir” el programa definido para el curso. El tiempo es el mismo para todos los estudiantes, aunque ya hemos mencionado las enormes diferencias en el ritmo de aprendizaje de los distintos estudiantes.

d)      Cuando el docente da el tópico por terminado (después de las etapas de exposición y práctica), la situación es la siguiente:

·         Los estudiantes de ritmo de aprendizaje rápido han comprendido el tópico, y estarán en condiciones de reforzarlo y profundizarlo en su trabajo fuera de clase. Esto les permitirá recordarlo para la continuación de sus estudios.

·         Los estudiantes de ritmo de aprendizaje lento están aún tratando de asimilar el material. No hay ninguna posibilidad de que hayan internalizado los conocimientos, y lo poco que han aprendido será rápidamente olvidado. La falta de comprensión les impide también la realización de un productivo trabajo fuera de clase.

·         Los estudiantes de ritmo de aprendizaje mediano están en situaciones intermedias, con diversos tipos de déficit.

·         La falta de aprendizaje de los estudiantes lentos es un problema acumulativo. El desconocimiento de los prerrequisitos impide la comprensión de los tópicos subsecuentes y un estudiante puede vegetar en un curso sin aprender nada sustantivo.

e)      El énfasis en la presentación magistral, con estudiantes que escuchan pasivamente, no es conducente al aprendizaje. Cada estudiante debe construir sus modelos propios de conocimiento: la enseñanza es un proceso social, pero el aprendizaje es un proceso individual.

f)       El sistema educativo debe preparar a los estudiantes para la vida real, y el modelo que les presenta el sistema educativo convencional no cumple esa función. El ser-que-todo-lo-sabe, distribuyendo conocimiento a sus estudiantes, es la antítesis de lo que sucede en la vida real. Los presentes estudiantes y futuros ciudadanos deberán trabajar en equipo, tendrán que buscar la información y los recursos necesarios para realizar los proyectos en los que trabajan, deberán actuar con sentido crítico, tanto con respecto a la información que reciben como a la evaluación de lo que producen, y serán responsables por la excelencia del producto que construyan.

4.  Reacciones contra la concepción de la producción en serie

Citando nuevamente a Hamilton (1989):

En 1890... C.W. Eliot, presidente de la Universidad de Harvard, declaró que: “la agrupación en la misma clase de alumnos con capacidades totalmente diferentes” es no sólo “contra natura”, sino también “la peor característica de la escuela norteamericana”.

William H. Kilpatrick, del Teachers College (Columbia University), escribió (NSSE, 1925):

Ningún procedimiento se ajustaba adecuadamente a todos los niños agrupados en una clase. Era el viejo problema de institución contra individuo. Y, como de costumbre, la solución más fácil fue hacer lo que le convenía a la institución y dejar que el individuo sufra. Eso hicimos.

Es probable que la reacción más conocida contra la escuela convencional es la de Goodlad y Anderson (1959 – 1987), quienes comenzaron su libro: “The Non-graded Elementary School”, con el siguiente acápite:

“Certain time-honored practices of pupil classification, while perhaps not lethal, trap school-age travelers in much the same way as Procrustes’ bed trapped the unwary.   These practices are concomitants of our graded system of school organization.”

La comparación de la escuela con el amable Procusto que, según un mito de la antigüedad, ofrecía generosamente un lecho al cansado viajero, es altamente adecuada, porque lo que caracterizaba a Procusto es que adecuaba a los diferentes huéspedes al largo de la única cama que ofrecía. Si el huésped era más largo que la cama, le amputaba las piernas hasta igualar y, si el huésped era más corto, mediante cadenas y pesos amarrados a los pies procedía a estirarlo hasta hacerle alcanzar el largo de la cama.

La escuela convencional no permite el progreso natural de los mejores estudiantes ni el aprendizaje de los más lentos, produciendo así, en muchos casos, un daño irreparable.

Pese a las denuncias que hemos mencionado, y muchas más que existieron, y que repiten esos conceptos, la inercia del sistema educativo prevaleció. Como comentan Goodlad y Anderson (1987):

Muchas cosas que no tienen sentido persisten porque le vienen bien a mucha gente. La escuela convencional (i.e. organizada en grados) sirve a los administradores, a los editores de textos de estudio, a los maestros, a muchos padres, y a otros. El hecho de que no sirve a los niños y a los jóvenes es una consideración secundaria.

5.  Líneas generales de las soluciones propuestas a nivel universitario

En esta sección sólo daremos los lineamientos generales de nuestra propuesta, los cuales serán desarrollados en las secciones siguientes.

Los lineamientos generales establecen que el cambio de un sistema sincrónico y pasivo a un sistema asincrónico y activo puede y debe basarse en las siguientes herramientas: cambio radical en la concepción de los procesos de enseñanza y aprendizaje, flexibilidad en los requerimientos administrativos, introducción de una infraestructura de informática educativa, trabajo de los estudiantes en forma individual y en proyectos cooperativos, y educación a distancia.

Debemos reconocer que estamos planteando la transformación de un sistema que era “cómodo” para los docentes y administradores, en un sistema “cómodo” para los estudiantes. Este cambio no pudo hacerse en la época de la Revolución Francesa porque no había instrumentos tecnológicos que permitiesen satisfacer simultáneamente la democratización de la enseñanza y el tratamiento individual de cada estudiante. La enseñanza tutorial de la aristocracia y la alta burguesía, pequeñas minorías, no podía transferirse a las masas, tanto por razones de falta de personal docente calificado como por razones de costo.

Nuestra ventaja es que somos la primera generación que dispone de los medios adecuados para conseguirlo, por tres razones:

1.       La psicología cognitiva ha progresado lo suficiente como para dar bases serias para la estructuración del apoyo a los procesos de aprendizaje del estudiante.

2.       La computadora es “el” instrumento para el procesamiento de la información, componente crítica en el proceso de aprendizaje.

3.       La tecnología de las comunicaciones permite el contacto a distancia en múltiples formas.

Por supuesto, que el cambio dramático del sistema en que nos hemos desarrollado requiere un cuidadoso proceso de adaptación y capacitación de los docentes, lo cual se hará precisamente con las mismas herramientas, y teniendo en cuenta también las diferencias existentes entre ellos, también seres humanos, en sus procesos de aprendizaje.

6.  Consideraciones pedagógicas

a) Constructivismo

La investigación cognitiva, y más específicamente, el constructivismo y las tendencias denominadas “aprendizaje cognitivo” (cognitive apprenticeship - 'aprendizaje' en términos de la relación 'maestro/aprendiz' en el contexto de la adquisición de una profesión artesanal) y “comunidades de aprendizaje” ponen el énfasis en la construcción del conocimiento por los estudiantes, partiendo de la búsqueda de información, la experimentación y la realización individual o colectiva de proyectos. Escuchar pasivamente no conduce al aprendizaje. Y no teníamos por qué llegar a este siglo para descubrirlo. Ya Aristóteles escribió, mucho antes que nosotros:

“Nos convertimos en buenos constructores construyendo, y en buenos arpistas tocando el arpa… es haciendo actos justos que llegamos a ser justos… y por actos de valentía nos convertimos en valientes.”

b) Aprendizaje cognitivo (Collins, 1991)

Las características fundamentales del aprendizaje cognitivo son: 1. Las tareas asignadas al estudiante son auténticas, complejas, y ejemplos de actividad importante en el dominio que se desea enseñar; 2. Un tutor y varios aspectos del entorno de aprendizaje proveen un “andamiaje” (scaffolding) para apoyar al estudiante, permitiéndole la finalización de tareas importantes pero muy difíciles, cuando aún no está suficientemente maduro para completarlas por su cuenta; y 3. Se proveen oportunidades para reflexionar acerca de la tarea completada, concretando y discutiendo los procesos cognitivos utilizados (Gott, Kane y Lesgold, 1995).

c) Proyectos cooperativos

Comencemos por definir qué se entiende por "trabajar en un proyecto cooperativo":

    Una tarea relativamente compleja es planteada a un equipo de estudiantes.

    El cumplimiento de esa tarea requiere, y por lo tanto ayuda al desarrollo de, conocimientos y habilidades en diversas disciplinas.

    Un tiempo relativamente largo es asignado para completar la tarea, y varía de acuerdo a la dificultad de la tarea.

    Cada estudiante es responsable de una parte claramente definida del proyecto, pero todos los estudiantes reciben información y discuten el progreso de cada una de ellas.

    La ejecución de la tarea puede requerir interacción con individuos, organizaciones o recursos exteriores al entorno educativo

    La tarea es evaluada de acuerdo con sus resultados (informes, resultados de laboratorio, presentación gráfica, componente artística, instrumentos, servicios, etc.)

    La evaluación de la actividad de cada estudiante participante en el proyecto es incorporada a su ficha individual.

Los proyectos constituyen un modelo real de las actividades que los estudiantes encontrarán cuando se gradúen. En lugar de resolver aisladamente ejercicios de fin de capítulo, generalmente válidos en un entorno muy restringido, los proyectos son multi-dimensionales. Su otra importante virtud en cuando a prepararse para la vida real es que en ésta se trabaja habitualmente en equipos.

d) Adaptación a los diferentes ritmos de aprendizaje

Contrariamente a la ilusoria visión de que todos los estudiantes de una generación en una Facultad deben recibir su título conjuntamente, tanto las diferencias en ritmo de aprendizaje como las diferencias socio-económicas (que inciden en el tiempo del cual cada estudiante dispone para estudiar) hacen que el énfasis se deba invertir en conseguir que cada estudiante llegue al dominio serio de cada asignatura que estudia, y no en el tiempo que le lleva recibir el título. La solución es adaptar el número de asignaturas que cada estudiante puede estudiar simultáneamente, de acuerdo a su demostrada capacidad de aprendizaje de los diferentes temas de estudio. Al ingresar a la Universidad, por ejemplo, la carga de asignaturas que se permitirá que el estudiante curse se definirá, en conversación entre el estudiante y un asesor docente, de acuerdo a sus antecedentes estudiantiles y a su disponibilidad de tiempo. De ahí en adelante, al fin de cada período, la cantidad de asignaturas se reevaluará de acuerdo a las calificaciones en los exámenes del período anterior. Es importante también que la exigencia aumente en cuanto a qué se considera dominio de una asignatura. [3]

e) Adaptación a los diferentes intereses del estudiante

La adaptación debe incluir no solo el aspecto del ritmo sino también la configuración del programa, adaptándolo a los intereses y estilo individual de estudio de cada estudiante. Las carreras deben estar definidas por un conjunto de asignaturas obligatorio y un conjunto electivo. Cada estudiante podrá seleccionar el orden en que estudia las asignaturas obligatorias (respetando por supuesto la estructura de prerrequisitos) y cuáles son las materias electivas más afines a sus intereses y capacidades.

7.  Educación a Distancia (EAD)

Una de las escasas formas de enseñanza en que el respeto a los diferentes ritmos de aprendizaje de los estudiantes es inherente, es la Educación a Distancia. Esto es cierto desde los comienzos de los Cursos por Correspondencia (utilizando la limitada tecnología entonces disponible), que alcanzaron su madurez con el excelente modelo desarrollado por la Open University de Inglaterra, adoptado también por su homónima israelí. Lo que este modelo aportó es el reconocimiento de que el estudiante debe ser provisto con materiales de estudio especialmente diseñados para el aprendizaje individual, pero también con oportunidades de contacto humano toda vez que le resulte necesario, o cuando el propio sistema lo considere conveniente.

Los libros de texto que se han elaborado (tanto en Inglaterra como en Israel), por equipos de expertos que incluyen los mejores académicos en cada área, prestan especial atención a las posibles dificultades de comprensión del estudiante, utilizando los recursos pedagógicos adecuados para resolverlas, e incluyen actividades que permiten la auto-verificación de la comprensión de los conceptos estudiados. En muchos casos estos libros han sido tan exitosos que se han convertido, de facto, en libros de texto de las universidades convencionales. En los casos pertinentes, el estudiante es provisto, en préstamo, con equipos de laboratorio que instala en su hogar.

El modelo incluye una componente presencial. Con una frecuencia determinada, los estudiantes de un curso se reúnen con sus compañeros, bajo la dirección de un instructor, para discutir los temas estudiados, y consultar acerca de áreas en las que se han suscitado dudas. Otra actividad presencial son los exámenes, por razones que no es necesario explicar.

Existe otra forma de contacto humano, que comenzó siendo telefónica, que permite consultar a un instructor cuando un estudiante se encuentra con una dificultad que le impide proseguir con su estudio, y que se ha enriquecido con la generalización del uso del correo electrónico. Nótese que, conceptualmente, la interacción telefónica es sincrónica, mientras que el correo electrónico es asincrónico. Los avances tecnológicos se han encargado de oscurecer esta diferencia, ya que se le ha agregado al teléfono una componente asincrónica (el contestador electrónico) y el entorno digital ha incorporado el “chat”, que es sincrónico. La comunicación asincrónica es fundamental en ambos sentidos: permite al estudiante reflexionar a su ritmo, y permite al docente contestar cuando tiene tiempo disponible para hacerlo.

Durante los últimos años, las nuevas tecnologías han agregado posibilidades a la EAD:

·         Transmisión de cursos (o componentes del mismo) por televisión.  Estas transmisiones pueden ser en vivo o diferidas, y por canales de uso general (lo que permite la recepción en el hogar), o privados (la recepción es sólo en aulas especiales). Una de las posibilidades es la transmisión interactiva que, por supuesto, se aplica sólo a transmisiones en vivo en canales privados, en que los estudiantes pueden hacer preguntas al docente. En los sistemas más sofisticados (y más costosos), existen cámaras en aulas especiales, en sitios seleccionados, lo cual permite que el docente pueda ver a sus estudiantes a la distancia. Una variante más económica es que los estudiantes pregunten por teléfono o por correo electrónico: un asistente filtra las preguntas y se las transmite al docente. Estos sistemas son de alto costo de modo que, desde el punto de visto económico, la pregunta crítica se refiere al número de estudiantes que los disfrutan.  En la televisión convencional el número de estudiantes es ilimitado, lo que permite amortizar el costo sobre un elevado número de estudiantes; en la interactiva, si se desea que lo sea realmente, el número de estudiantes debe reducirse al de una clase convencional. Como esto no se hace en los casos más conocidos, mi recomendación al estudiante es la de grabar la clase. Esto permite, viendo la grabación y parando y retrocediendo cada vez que sea necesario, tener una solución equivalente a la que utilizábamos antes de que estas tecnologías hubiesen aparecido. [4]

·         Sustitución de (parte de) las clases presenciales por interacción de correo electrónico. Se ha comenzado a practicar con éxito, en cursos universitarios, la sustitución de clases presenciales por interacción de grupos de discusión utilizando el correo electrónico. El profesor del curso asigna temas de estudio, proporcionando la bibliografía correspondiente, y también trabajos concomitantes a los estudiantes, quienes discuten los temas y plantean sus dudas en grupos de discusión. A cada grupo se le asigna un asistente del curso, quien actúa como moderador, e interviene cuando lo considera necesario. Los asistentes son también responsables de asesorar a los estudiantes en la realización de sus trabajos y en la corrección de los mismos. Es muy claro que, ya que la clase convencional no es necesaria para transmitir información que está disponible por otros medios, ésta puede dedicarse a la discusión, la profundización y la aclaración de dudas. Estamos muy lejos de la época en que un monasterio aislado tenía una biblioteca de libros copiados a mano, y los estudiosos peregrinaban a ese lugar para tener sesiones de lectura y discusión.

·         Búsqueda de información en Internet. “La Red” ha acumulado, con velocidad asombrosa, una cantidad enorme de información, y excelentes programas de búsqueda. Al poner al estudiante en la situación de buscar la información por sí mismo, en lugar de recibirla pasivamente del docente, se generan varios efectos positivos: a) una actitud activa, de búsqueda de información;  b) se desarrolla la capacidad de definir y refinar una búsqueda en términos lógicos;  c) se trabaja con información actualizada. Como contraparte, hay que reconocer un gran problema: la información pública en Internet no está seleccionada, filtrada, validada, ni respaldada y, en muchos casos, es falsa o inmoral. Por supuesto, que la información de la red no puede sustituir un buen libro de texto, dada su ausencia de estructura lógica y pedagógica.

·         En los últimos años ha aparecido el concepto de Universidad Virtual. Un importante ejemplo es la red canadiense llamada TeleLearning Network of Centres of Excellence, en la que participan un alto número de universidades canadienses. Sobre este tema puede consultarse Harasim et al (1995).

·         En mi opinión personal, los mayores beneficiarios de las redes de comunicaciones son los docentes que trabajan en regiones relativamente aisladas, pues pueden así intercambiar información con sus colegas, y recibir asesoramiento de expertos, sin que la distancia imponga limitaciones.

Por último cabe destacar, en el área de EAD en Iberoamérica, con actividades similares a las descriptas en esta sección, a la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) de España, la Universitat Oberta de Catalunya y, en México, la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y el Tecnológico de Monterrey.

8.  La Universidad deseada

Las secciones precedentes han definido, en gran parte, lo que esperamos de la reestructuración universitaria. Deseamos que cada estudiante sea tratado individualmente:     1. generando un plan de estudios adaptado a sus necesidades; 2. estableciendo un ritmo de estudios adaptado a su capacidad de aprendizaje y tiempo disponible; 3. proveyendo la variedad de actividades que contribuya a su formación efectiva; 4. dándole acceso a los materiales de estudio necesarios y 5. procurando que su lugar de residencia y sus horas de trabajo no sean un obstáculo para su progreso en los estudios.

Llamaremos a esa Universidad, la Universidad Adaptiva.[5]  No quiero utilizar el término de Universidad Virtual, porque me estoy refiriendo a la Universidad real, con sus docentes, sus estudiantes, su Campus, su personal administrativo, sus laboratorios y bibliotecas, etc.

Pero la transformación de la UNAM  en la UNAAM no es un proceso trivial. No podemos proveer una educación tutorial basada en tutores humanos, por razones de costo.[6] En cambio, progresivamente pero enérgicamente, debemos agregar las componentes necesarias.

a) Interacción

Si consideramos una clase universitaria convencional, con 50 estudiantes y 50 minutos de duración, y suponemos que el profesor es lo suficientemente generoso como para dedicar un tercio del tiempo a contestar preguntas, descubriremos que el tiempo que tiene cada estudiante para expresarse, repartiendo el tiempo en forma democrática, son 10 segundos. Graesser (1992) encontró que el número de preguntas de los estudiantes en un entorno tutorial es 100 veces mayor que en la clase convencional.

La interactividad en la Universidad Adaptiva no puede encontrarse entonces en la clase convencional, sino:

a)      en los grupos de proyectos (que en lugar de 50 estudiantes pueden tener un máximo de 5), y en que todo el tiempo está dedicado a la interacción entre los integrantes;

b)      en la interacción personal asincrónica, entre estudiante y docente, por correo electrónico;

c)      en las discusiones en foros electrónicos;

d)      en la interacción del estudiante con módulos de enseñanza asistida por computadora.

Ampliemos el punto d) que, luego de un período de grandes esperanzas, se ha desvanecido en gran medida en el ámbito universitario. Seremos breves, y por una visión en profundidad puede verse (Venezky y Osin, 1991).

Los programas desarrollados desde los años 70’, denominados Intelligent Tutoring Systems (ITS) probaron que se pueden desarrollar diálogos de gran riqueza entre el estudiante y el (invisible) autor del programa, mediados por una computadora. En cambio, nunca hubo una efectiva demostración, a nivel universitario, de que los ITS produjesen alguna ganancia en términos de costo/eficacia. Pero esto se debe a que el estudiante real hará todos los esfuerzos necesarios para aprender su asignatura, sea cual sea la calidad del docente o de los materiales que se le ofrecen. La variable que nunca se mide en la Universidad es el tiempo que el estudiante debe dedicar para completar satisfactoriamente cada asignatura (Osin, 1978). Desde el punto de vista del presupuesto universitario, ese tiempo es gratis.

En cambio los ITS han sido utilizados, y su eficacia comprobada, en aquellos casos en que el tiempo del estudiante lo paga la organización (industria o ejército). Fletcher (1997) encontró una enorme ventaja de los ITS, con un tamaño del efecto (effect size), de 0.84 desviaciones estándar. Gott, Kane y Lesgold (1995) encontraron un progreso de 1.05 desviaciones estándar en la utilización del programa SHERLOCK para el entrenamiento de técnicos electrónicos. Más demostrativo aún es el hecho de que técnicos entrenados con ese programa adquirieron, en 25 horas de trabajo interactivo, una experiencia comparable a la de los técnicos con cuatro años de trabajo en el mismo dominio. (Lesgold, 1994).

b) Materiales de estudio

La Universidad Adaptiva debe poner a disposición del estudiante los materiales curriculares fundamentales o de tipo estable, y dejar a cargo del estudiante la búsqueda de información en puntos específicos referidos a sus proyectos y en aquellas áreas en que se han producido cambios muy recientes.

Proponemos el desarrollo de una gran biblioteca computarizada, que incluya libros de texto, artículos pertinentes y módulos de enseñanza interactiva, especialmente aquellos caracterizados por el tipo de interacción denominado de iniciativa mixta (Carbonell, 1970; Venezky y Osin, 1991). En este tipo de interacción la iniciativa puede alternarse entre el estudiante y el programa: el programa puede hacer preguntas al estudiante y el estudiante puede también solicitar información al programa.

Es cierto que el costo del desarrollo es alto, cuando los módulos de estudio son desarrollados ad hoc cada vez que alguien los necesita. La solución está en coordinar los esfuerzos y dividir el trabajo. Un ejemplo pionero es el del Northern Alberta Institute of Technology (NAIT), descripto por Shaw y Zabudsky (2002). El primer paso fue el de establecer que la integración de la tecnología informática no debería basarse sólo en los docentes enamorados del tema, pues la investigación indica que, en esas condiciones, sólo entre el 5 y el 10 por ciento de los docentes utilizan las nuevas tecnologías para cambiar en forma significativa los procesos de enseñanza y aprendizaje (Geoghegan, 1994). Para ello las autoridades universitarias realizaron decenas de sesiones de consulta con el personal docente para proponer estrategias de desarrollo y solicitar ideas concretas para su realización. Una idea fundamental que se desarrolló fue la de optimizar el uso de la tecnología, y la expresión más destacada fue el proyecto denominado: “Logging our curriculum”. Se identificaron, curso por curso, los objetivos de aprendizaje (learning outcomes), y se construyó una base de datos computarizada con más de diez mil de ellos. Para cada uno se desarrollaron materiales de estudio que están en la red, a disposición tanto de los docentes (evitando así la duplicación de esfuerzos) como de los estudiantes.

c) Infraestructura tecnológica

Los laboratorios de computación y las redes de comunicaciones pueden ser enriquecidos por medios como las Shells (WebCT, HighLearn, etc.), que actúan como extensión virtual de los cursos y en las que está incorporado el modelo pedagógico de cada curso. Las Shells en sí mismas son meros recursos pero, al ofrecer un entorno y una gran variedad de herramientas, permiten el desarrollo de modelos alternativos de enseñanza/aprendizaje universitarios con las características que hemos mencionado (interactividad, responsabilidad personal en la producción del conocimiento, trabajo cooperativo a distancia, transacciones educativas sincrónicas/asincrónicas entre todos los participantes en el proceso, etc.).

Esta concepción incluye la necesidad de que cada estudiante disponga de una computadora personal, pero la disminución de costos, y las posibilidades de las Universidades de hacer compras en cantidades que generan grandes descuentos, hace que esto sea económicamente posible para la mayoría absoluta de los estudiantes. En casos especiales, la Universidad establecerá un fondo para ayuda, en forma de préstamo al estudiante que lo requiera.

d) Incorporación del personal docente

No es sorprendente que un profesor que ha dictado sus cursos en forma frontal durante 20 años, no tenga interés en cambiar su estilo de enseñanza. Debemos recordar, además, que llegó a su posición, y la mantuvo, no debido a su excelencia pedagógica, sino a los artículos que ha conseguido publicar (“publish or perish”). En particular, no es ningún requerimiento para el ingreso a la docencia universitaria el haber recibido algún entrenamiento pedagógico. Los profesores siguen, en clase, el ejemplo de quienes fueron sus profesores.

El proceso de integración debe ser entonces lento y cuidadoso, y debe hacerse en dos niveles:

La experiencia indica que este proceso es lento pero exitoso (Harasim, 1998). El docente tiene, como sucede en este tipo de proceso, su propia curva de aprendizaje, en su transformación de novicio a experto. La primera etapa es la más difícil y la que consume más tiempo y recursos. A medida que los materiales desarrollados pueden ser reutilizados, y que el docente se va sintiendo más cómodo en la nueva modalidad, el esfuerzo disminuye. Se estima que, desde el tercer año en adelante, el esfuerzo para un curso adaptivo es similar al que se invierte en la modalidad convencional. En cambio, la satisfacción por la mejora en logros estudiantiles, y por el positivo contacto con los estudiantes, aumenta notoriamente.

En cuanto a los estudiantes, el progreso se refleja en tres aspectos:

·         Los trabajos son mejores, hay más reflexión en discusión en-línea, y más iniciativa estudiantil.

·         Los trabajos finales se construyen en un nivel cognitivo más alto y los análisis son más profundos.

·         La habilidad de los estudiantes para articular y expresar ideas mejora considerablemente.

9.  Conclusión

Una mayor velocidad de aprendizaje concede, sin dudas, ventajas al estudiante que la tiene, pero la contribución que una persona puede hacer a la sociedad está basada en otros aspectos de la inteligencia, no necesariamente correlacionados con la velocidad: creatividad, originalidad, profundidad de pensamiento, capacidad de comprender y organizar estructuras complejas. Nuestra proposición tiende a que la Universidad otorgue iguales posibilidades de éxito a los estudiantes lentos y a los rápidos, para que su futura contribución nos beneficie a todos.

El progreso de la psicología cognitiva y la disponibilidad, por primera vez en la historia, de una poderosa tecnología informática hace que nuestra proposición sea, no sólo deseable, sino posible.

Debemos luchar para que convenciones que la sociedad acepta por inercia sean cambiadas, lo cual no es novedad en la historia del progreso humano, y es particularmente aplicable a Latinoamérica.

Bibliografía

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[1]  Las reformas que proponemos para la Universidad son aplicables a los procesos de enseñanza en otros Institutos de Enseñanza Superior y Tecnológicos.

[2]  No nos referiremos, en esta proposición, a otras funciones no menos importantes de la Universidad, como la investigación, la creación de conocimiento, y su influencia social.

[3]Durante mis estudios en la Facultad de Ingeniería del Uruguay, las calificaciones variaban de 0 a 12. Una asignatura se aprobaba (o como decíamos, se salvaba el examen), con una calificación de 3! Se me ocurre que la mínima calificación de aprobación, cuando se le da al estudiante el tiempo necesario para el estudio, y se espera un dominio adecuado de la asignatura, no debería ser inferior a 6, en esa escala.

[4] Ibamos a las clases a sacar apuntes (pese a lo absurdo de esta situación tantos años después de Gutenberg) y, como no entendíamos al docente, nos salvaba el segundo acto (oculto) en el que nos reuníamos un grupo de estudiantes y, cotejando nuestras diversas versiones, tratábamos de comprender lo que el profesor había dicho o escrito.

 

[5]  La denominación está inspirada por el término “Adaptive Education” (Glaser, 1977). Reconozco que es un problema el hecho de que, por el momento, “adaptiva” no es una palabra reconocida por la Real Academia Española, pero la palabra “adaptable”, que sí es reconocida, no da la sensación de que la Universidad tiene una estructura perfectamente establecida, con las características que hemos mencionado, sino que es algo maleable. Podemos generar un foro en la Red para discutir ideas acerca de la nomenclatura óptima.

[6] Scriven (1975) describió la instrucción tutorial como un imperativo pedagógico y una imposibilidad económica.